Tomás de Aquino fue uno de los filósofos y teólogos más influyentes en toda la historia de la iglesia, siendo canonizado en el año 1333. La repercusión de su pensamiento llegó a ser inmensa y su doctrina prácticamente se convirtió en el pensamiento oficial de la iglesia durante muchos siglos. Menos conocido es el hecho de que fue también un alquimista avanzado, discípulo del gran Alberto Magno. Este volumen recoge dos sorprendentes obras alquímicas de Santo Tomás de Aquino, en las que se hace patente su profundo conocimiento del arte alquímico, al tiempo que su admiración y respeto a los alquimistas árabes, especialmente Avicena y Geber. El libro incluye una magistral introducción de Gustav Meyrink.