Cuenta la leyenda que se le acercó una jabalina con sus jabatos ciegos, en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de su lado. En la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada.