Hace años llevé a cabo un proyecto maravilloso.
Se trataba de vestir la piel de una forma fascinante.
Sería como llevar un vestido invisible pero muy especial, con el cual la persona pudiera provocar ciertos efectos en los demás y en si misma.
Un perfefume que acaricia la piel y a la vez, invadiera a la persona de ciertos sentimientos que le ayudaran a conseguir los propósitos que más interesaran en cada situación., es decir que la persona descubra su perfume personalizado.